Equivocarse no solo es inevitable, sino necesario: aprendizajes al adoptar IA en las empresas

¿Quién no ha escuchado este famoso refrán: “Echando a perder se aprende”, y que aplica muy bien en los negocios y la transformación digital?

Hola, soy Bárbara Pantoja CEO y Fundadora de AIJourney, y quiero compartir con ustedes uno de los errores más comunes que he identificado a lo largo de los años que se cometen en las empresas a la hora de implementar Inteligencia Artificial en sus procesos. 

Aunque la transformación digital promete mejoras e innovaciones en ascenso, cuando se llevan manos a la obra, no todo funciona a la perfección. Y está bien que falle.

Más que fallos, en realidad son grandes oportunidades de mejora y aprendizaje.

Liderando proyectos de adopción de IA, me ha tocado ver implementaciones que no alcanzan los resultados esperados. Generalmente, lo que falla no es la tecnología, sino la forma en que la abordamos. 

Uno de los errores más frecuentes es que muchas empresas se lanzan a incorporar IA por presión del mercado o por miedo a “quedarse atrás”: Implementan soluciones sin tener claro el problema que buscan resolver, sin revisar la calidad de sus datos, sin preparar a sus equipos ni transformar su cultura organizacional. 

 Lo que falla no es la tecnología, sino la forma en que la abordamos. 

¿El resultado? Proyectos que no escalan, herramientas que nadie usa, modelos sin impacto real. Sin embargo, en medio de este panorama desalentador, aún queda lo más valioso, los Aprendizajes.

Les comparto tres grandes aprendizajes que yo he descubierto al ir implementado IA en los últimos años:

#1 la IA no es una varita mágica. 

Sin cimientos sólidos —datos confiables, objetivos bien definidos y liderazgo comprometido— ningún algoritmo va a resolver nuestros desafíos. 

#2 La resistencia al cambio es real.

Implementar IA implica transformar la forma en que trabajamos y tomamos decisiones, lo cual genera incomodidad. Requiere conversaciones honestas, formación continua y un entorno de confianza. 

#3 (y la más difícil): Equivocarse no solo es inevitable, sino necesario. 

Muchas organizaciones que hoy lideran procesos de transformación digital comenzaron con tropiezos. Y muchas veces, esos primeros intentos fallidos fueron el verdadero punto de partida. Porque después de equivocarnos, llegan mejores preguntas, mayor claridad y una disposición más madura para hacer las cosas bien.

¿Cuál es entonces, el verdadero fracaso? No intentarlo. 

Lejos de considerarlos fracasos, prefiero verlos como ensayos valientes. Porque eso son: intentos que, aunque imperfectos, nos permiten aprender, ajustar y avanzar con mayor claridad. Cada implementación fallida puede ser una brújula. Si sabemos leerla, puede orientarnos hacia una estrategia más sólida y efectiva. 

Hoy más que nunca necesitamos organizaciones que se atrevan a explorar, que aprendan rápido y comprendan que adoptar IA es un viaje, en el que podemos acompañarte,  no un destino. 

Necesitamos organizaciones que se atrevan a explorar

Y recuerda: no basta con adquirir tecnología, hay que construir una visión compartida. La inteligencia artificial que realmente transforma no es solo potente tecnológicamente: también es humana, ética y útil.